HOMBRES QUE SON Y HOMBRES QUE ESTÁN
Al borde del acantilado moran los presos,
de la cárcel sin rejas, la prisión del adentro,
excluidos del sueño, que la Criatura parió.
Son muecas absurdas como sonrisas,
como leves mugidos de dolor inapreciable,
Insoportable como todo lo vano,
como todas las transacciones epidérmicas
de amor por residuos etéreos…
en los mercados oscuros, en el “barrio del tedio”.
En la intensa colina, en la orilla del mar:
“ más dolor que materia”,
gritan de alivio los hijos bastardos
del sol y su imperio…
sólo seres de sombra , destructores conversos,
fabricantes de estigmas, talladóres de cruces,
cazadores furtivos de mi voz en tus besos.
Paco José González
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